Con mis abuelos en las Cunas a temporadas cuando era pequeña. Se hacía la matanza para Navidad y otra en Enero. Las morcillas y butifarras se cocían en la caldera de cobre, se dejaban secar, y a la horza con manteca y también los chorizos. La pasta para todo esto se hacía en lebrillos grandes y los huesos se salaban para el cocido. El pan también lo hacían en casa. Se ponían de acuerdo con los vecinos para encender el horno y aprovechar todos ese día. Cuando se molía el trigo, luego se cernía en la artesa con el ceazo. Lo amasaban en la artesa y lo dejaban reposar tapado. Y cuando se les daba forma a los panes otra vez a reposar en la tabla y al horno. No teníamos luz eléctrica y nos alumbrabamos con quinqué y candil de aceite. Teníamos dos chimeneas para calentarnos, lo que es ahora un fuego a tierra, y con leña nos calentaba la casa. No teníamos agua potable, había que sacarla del pozo y se guardaba en grandes tinajas. Teníamos árboles y un huerto además de la tierra. Téníamos mulas, burras, cerdos, cabras para la leche y gallinas que nos hacían huevos, conejos y pollos para comer, solo nos faltaba el pescado que pasaba la pescatera cada semana. No habían las comodidades de ahora pero se añora aquella vida tan tranquila. Lo que tenía un vecino lo daba a los otros, todo lo compartían en mi barriada de Las Cunas, donde nací. La pena no poder estar allí, pues a los 3 años me trajeron a Barcelona, que viví bien y ahora en Ripoll también, pero añoro los años que pasé con mis abuelos.
sábado, 16 de abril de 2011
sábado, 9 de abril de 2011
El campo en los años 40
Cuando pasaba temporadas con mis abuelos en Las Cunas con el carro de baras íbamos al campo a sembrar. Entonces se sembraba con arado y dos mulas. Luego, cuando lo sembrado estaba a punto había que sembrar, se cogía la mies en el carro y se llevaba a la era. Allí se estiraba la parba, se trillaba y se revolvía unas pocas veces. Cuando estaba casi molida se aventaba aprovechando el aire, y aprovechando el aire se separaba el grano de la paja, se llevaba al granero y la paja al pajar. La paja se guardaba por la noches porque el polvo picaba, pero era divertido porque se juntaban los vecinos a ayudar.
En setiembre cogíamos el maíz y más o menos el mismo trabajo. Se quitaba el grano de la mazorca a mano o con una pequeña máquina.
En verano cogíamos sandías y melones. A últimos de agosto se sembraban patatas que se recogían en enero y se hacía la matanza y a esperar la siega otra vez.
Hoy en día, la máquina segadora lo hace todo, en pocas horas siega, hecha el grano por un lado y la paja por otro. Se ahorran muchos jornales, pero aunque se trabajaba mucho creo que para la salud era mejor y había más puestos de trabajo. Mi abuelo siempre se ayudaba con los vecinos, se repartían todo el trabajo. Para segar una fanega de tierra se tardaba según el número de gente días, y ahora la máquina en pocas horas hace un montón de fanegas.
domingo, 27 de marzo de 2011
Oficios
Oficios que se fueron perdiendo, oficios que nos hacen recordar y a los más mayores nos causan nostalgia, pues eran de nuestros tiempos.
sábado, 26 de marzo de 2011
sábado, 12 de marzo de 2011
Máquinas de coser antiguas
A los 13 años aprendí a bordar en la casa Alfa, en la calle Cruz Cubierta de Barcelona. Cuando fui mayor me dediqué en Ripoll a vender máquinas y hacer la enseñanza de bordado y cuando salieron las máquinas automáticas también hacia la enseñanza de estas.
Estuve varios años con la casa Alfa y me iba muy bien; es la mejor máquina española aunque hay otras buenas pero estrangeras. En Galicia se fabricaba la Refrey, pero con patente estrangera, y también una excelente máquina, de lo mejor que se ha fabricado en España.
Toda la vida he andado con las máquinas y me gané muy bien la vida, hasta que tube la edad de jubilarme.
Coches de los años 40
Como viajábamos en los años 40. Yo había viajado en Tartana, en tren de humo, que también parecía una tartana; podíamos bajar y coger fruta. En los coches que parecen Correos me había subido con Don Pedro María de Cuevas del Almanzora, que tengo entendido que fue el primer carnet de conducir de la provincia de Almería, y había subido con él desde Cuevas hasta Palomares y viceversa.
lunes, 21 de febrero de 2011
Coches antiguos
Coches de los años 50. En un 600 blanco es donde yo aprendí a conducir. En el Biscúter también había corrido por Barcelona; fácil de manejar, pues no tenía marcha atrás, para darle la vuelta tenías que bajarte, cogerlo por detrás y girarlo. El mini fue el coche que compró mi vecina cuando se sacó el carnet y también a veces me paseaba. Después he tenido cuatro coches más, pero aún añoro al 600. Supongo que muchos de los blogueros y blogueras habéis pasado por la misma experiencia.
sábado, 19 de febrero de 2011
martes, 8 de febrero de 2011
domingo, 30 de enero de 2011
Para mi abuela
Le dedico este poema a mi abuela, que es la mejor abuela de todas y una de las mejores mujeres que hay en el mundo. Porque yo también te quiero mucho aunque tu digas que no.
Para mi abuela
Lo mucho que te quiero no cabe en unas pocas palabras,
porque ciertamente serían necesarías
tantas como arena tiene una playa,
o como estrellas tiene el cielo.
Lo mucho que te quiero no cabe en una sola canción, porque si tuviera ese don no me alcanzaría una,
para agradecer tus cuidados desde que era bebé de cuna
hasta el día de hoy.
Lo mucho que te quiero no cabe en un abrazo,
al menos claro está que éste tuviera el toque de lo eterno,
para darte gracias por lo que haces por tus nietos
entre los cuales yo me encuentro.
Lo mucho que te quiero no cabe en una caricia,
tendrían que ser mis manos a tu rostro atadas
para poder darte una a cada instante.
Lo mucho que te quiero no cabe en un beso solitario,
en la mejilla o en la frente,
o en tus manos de mujer valiente,
tendría que besarte cada segundo y a diario.
Lo mucho que te quiero no cabe en estos versos,
porque tendrían que ser muchos los libros que contendrían
cada te quiero que yo te daría
acompañado de palabras, canciones, abrazos, caricias
y besos en tus mejillas.
Vía: http://rincondepoemas.wordpress.com/
Para mi abuela
Lo mucho que te quiero no cabe en unas pocas palabras,
porque ciertamente serían necesarías
tantas como arena tiene una playa,
o como estrellas tiene el cielo.
Lo mucho que te quiero no cabe en una sola canción, porque si tuviera ese don no me alcanzaría una,
para agradecer tus cuidados desde que era bebé de cuna
hasta el día de hoy.
Lo mucho que te quiero no cabe en un abrazo,
al menos claro está que éste tuviera el toque de lo eterno,
para darte gracias por lo que haces por tus nietos
entre los cuales yo me encuentro.
Lo mucho que te quiero no cabe en una caricia,
tendrían que ser mis manos a tu rostro atadas
para poder darte una a cada instante.
Lo mucho que te quiero no cabe en un beso solitario,
en la mejilla o en la frente,
o en tus manos de mujer valiente,
tendría que besarte cada segundo y a diario.
Lo mucho que te quiero no cabe en estos versos,
porque tendrían que ser muchos los libros que contendrían
cada te quiero que yo te daría
acompañado de palabras, canciones, abrazos, caricias
y besos en tus mejillas.
Vía: http://rincondepoemas.wordpress.com/
La televisión de antes
lunes, 17 de enero de 2011
sábado, 15 de enero de 2011
sábado, 8 de enero de 2011
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